sábado, 4 de abril de 2015

CRUCIFIXIÓN BLANCA MARC CHAGALL

CRUCIFIXIÓN BLANCA 1938
Crucifixión blanca
óleo sobre lienzo 155 x 140 cm
Chicago, Art Institute of Chicago




Marc Chagall es uno de los artistas más inclasificables del panorama de las vanguardias de principios del siglo XX, porque en su trayectoria son tan importantes las influencias recibidas como las experiencias vitales. Nacido en Vitebsk (Bielorrusia) en 1887, su ambiente rural, sus costumbres tradicionales y la felicidad del núcleo familiar le marcaron profundamente, así como su matrimonio con la encantadora Bella.

Chagall que poseía una gran sensibilidad , intuía los horrores del porvenir ya antes de la guerra , se potenció hasta alcanzar momentos de pánico después del inicio de la contienda . La emigración interior, el refugio en la estrechez personal del arte apolítico El Crucifijo blanco alude al sufrimiento del pueblo judío , como consecuencia de los progroms que sufrió este pueblo por parte  las Juventudes Hitlerianas del partido nacionalsocialista a consecuencia de la  Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos) y las hordas revolucionarias bolcheviques

Ese Dios crucificado con los instrumentos de tormentos tradicionales en las representaciones tradicionales de la crucifixión pero Chagall añade nuevos elementos muy distintos que los que habían reflejado anteriormente pintores de tendencia cristiana. Hordas revolucionarias con banderas rojas asaltan e incendian una aldea . Unos fugitivos gesticulan desesperados y gritan pidiendo ayuda desde un bote . Un hombre con uniforme nacionalsocialista profana una sinagoga . Figuras desoladas intentan en primer plano salvarse de la escena. Ahasvero, el judío errante , sigue su camino, pasando junto a una Tora ardiente. Los testigos del Antiguo Testamento se mecen, lamentándose , delante de una oscuridad que los rechaza. Pero un claro rayo de luz penetra desde arriba e ilumina la salvífica figura del crucificado . 

En este cuadro desapareció toda ironía ; el miedo existencial formuló una patética invocación a la fuerza de la religión, única en la obra chagalliana . Aquí , y quizá solo aquí, el recurso de los trucos de Chagall ya no huele a genialidad impuesta . Y justamente con la integración de escenarios contemporáneos el cuadro gana la atemporal profundidad de los iconos Así pues, el protagonista de este estremecedor cuadro no es el Salvador de los cristianos iluminado por un halo de luz blanca ,sino del hombre hebreo martirizado, pues Cristo mismo también era judío.




Mercedes Tamara
4-04-2015

Bibliografia : Chagall. Edic Taschen 

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